sábado, 10 de diciembre de 2011

De a conocer las Buenas Nuevas y este alerta a la testificacion informal






Hay quienes están llegando a conocer la verdad de Dios al comunicarse con parientes, amistades, compañeros de trabajo, vecinos y otros. Por ejemplo, en un grupo de 238 Testigos bautizados, 40 por 100 había aprendido la verdad de la Biblia mediante la testificación informal. Por supuesto, ésta no debería reemplazar el ministerio del campo, el participar con regularidad en la actividad de testificar de casa en casa y hacer revisitas, y así por el estilo. (Hechos 5:42; 20:20.)


No obstante, Jesús, “el testigo fiel y verdadero”, es un excelente dechado para nosotros en lo relacionado con la testificación informal. Por ejemplo, “al ir pasando” por cierto lugar, Jesús vio a “un hombre cuyo nombre era Mateo sentado en la oficina de los impuestos” y habló con él, y obtuvo buenos resultados (Mateo 9:9). Además, en otra ocasión, aunque estaba cansado, Jesús aprovechó la oportunidad de hablar sobre la verdad con una mujer que fue al pozo de Sicar a conseguir agua. Aquella conversación resultó en que muchos samaritanos pusieran fe en Jesús como el Mesías. (Juan 4:5-30, 39-42.)



El apóstol Pablo también aprovechó toda oportunidad de hablar acerca de la Palabra de Jehová. Cuando estuvo en Atenas, Pablo hizo esto “todos los días en la plaza de mercado con los que se hallaban por casualidad allí” (Hechos 17:17). Además, mientras estuvo bajo arresto domiciliario en Roma, el apóstol “recibía amablemente a todos los que venían a él, predicándoles el reino de Dios y enseñando las cosas respecto al Señor Jesucristo con la mayor franqueza de expresión” (Hechos 28:30, 31). ¡Ciertamente todo esto debería impulsarnos a nunca pasar por alto ninguna oportunidad de dar testimonio!

viernes, 21 de octubre de 2011

NUNCA ESTAREMOS SOLOS EN EL SERVICIO DE DIOS



Los siervos de Jehová pueden contar con Él, debido al gran amor que él tiene. Jesús les dio esta seguridad: “Porque el Padre mismo les tiene cariño, porque ustedes me han tenido cariño a mí y han creído que salí como representante del Padre.” (Juan 16:27) Los siervos de Jehová no trabajan solos. Están haciendo la obra de Dios como mayordomos de él, y siempre tienen el camino abierto para buscar la ayuda de Jehová en oración. Jesús dijo: “Si le piden alguna cosa al Padre se la dará en mi nombre.” (Juan 16:23, 24) Una vez que Jesús fuera arrestado, vendría un tiempo de dificultades para los seguidores de él, tal como él les advirtió de antemano:
“¡Miren! Viene la hora, en realidad, ha llegado, en que serán esparcidos cada uno a su propia casa y me dejarán solo; y sin embargo no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Les he dicho estas cosas para que por medio de mi tengan paz. En el mundo están teniendo tribulación, pero ¡cobren ánimo! yo he vencido al mundo.”—Juan 16:32, 33.
¡Qué vital es recordar que no estamos solos, tal como Jesús no estuvo solo cuando fue arrestado! ¡Y qué esencial es confiar en Jehová por medio de la oración, especialmente en tiempos de tribulación o dificultad! Jesús oró fervorosa y frecuentemente durante su hora de prueba. (Mat. 26:36-46; 27:46) De manera semejante, sus seguidores nunca deben retraerse de buscar la ayuda de Jehová, sino orar a él con confianza y fe.—Mat. 7:7, 8.

martes, 2 de agosto de 2011

"Asegúrate que la palabra de Dios permanezca en tu corazón."


En los Libros Biblicos de Mateo, Marcos y Lucas encontramos la ilustración de Jesús acerca de un sembrador que siembra semillas (Mateo 13:1-9, 18-23; Marcos 4:1-9, 14-20; Lucas 8:4-8, 11-15). Al leer estos relatos, notará que el rasgo principal de la parábola es que semillas de la misma clase caen en diversos tipos de terreno, con diferentes resultados. El primer tipo de terreno es duro, el segundo poco profundo, y el tercero espinoso. En cambio, el cuarto tipo es “tierra excelente” y “buena”. Según la propia explicación de Jesús, la semilla es el mensaje del Reino que se halla en la Palabra de Dios, y la tierra representa a personas con distinta condición de corazón. Aunque todas ellas tienen algunos aspectos en común, las simbolizadas por la tierra excelente poseen una característica que las distingue de las demás.
 El pasaje de Lucas 8:12-15 indica que, en los cuatro casos, las personas ‘oyen la palabra’. Sin embargo, las que poseen “un corazón excelente y bueno” no se conforman con oírla, sino que “la retienen y llevan fruto con aguante”. La tierra excelente y buena, por ser blanda y profunda, permite que las raíces penetren, de manera que la semilla brota y produce fruto (Lucas 8:8). Así mismo, quienes tienen un corazón excelente entienden, valoran y asimilan la palabra de Dios (Romanos 10:10; 2 Timoteo 2:7). Esta permanece en ellos, es decir, en su interior, y por tanto, llevan fruto con aguante. De modo que para demostrar el aguante que exige el discipulado cristiano, es imprescindible que valoremos profunda y sinceramente la Palabra de Dios (1 Timoteo 4:15).Por eso Está claro, pues, que todos nosotros, tanto jóvenes como adultos, permaneceremos en la palabra de Dios y aguantaremos como discípulos de Cristo siempre que la palabra de Dios permanezca en nosotros. Por lo tanto, asegurémonos de que la tierra de nuestro corazón nunca se endurezca, pierda profundidad o se cubra de espinos, sino que se mantenga blanda y profunda. De ese modo asimilaremos la palabra de Dios a plenitud y “lleva[remos] fruto con aguante” (Lucas 8:15).



viernes, 29 de julio de 2011

“¿De dónde vendrá mi ayuda? Mi ayuda viene de Jehová, el Hacedor del cielo y de la tierra.”—Sal. 121:1, 2.



NO PUDIÉRAMOS tener mayor ayudante que el Creador, Jehová Dios. ¿verdad?
Nada puede impedir que Jehová Dios ayude a su pueblo. Él puede prestar ayuda en medio de toda circunstancia Su poder es tan grande que puede mantener al universo físico en existencia por toda la eternidad. Esto se desprende claramente de Salmo 148:2-6, donde se nos dice que Jehová Dios hace que el Sol, la Luna y las estrellas ‘subsistan para siempre, hasta tiempo indefinido.’
Sí, Jehová controla tremendas fuerzas naturales y puede usarlas para efectuar su voluntad. Señalándole esto a su siervo leal Job, Dios dijo: “¿Has entrado en los almacenes de la nieve, o ves siquiera los almacenes del granizo, que yo he retenido para el tiempo de angustia, para el día de pelea y guerra?” (Job 38:22, 23) Cuando es su propósito, Jehová, por el funcionamiento de su espíritu, hasta puede producir y controlar terremotos, dirigir los relámpagos y secar mares y ríos.—1 Sam. 14:15; 2 Sam. 22:15; Sal. 66:6; 74:15.
El espíritu santo o fuerza activa es como un poderoso instrumento siempre a disposición de Jehová. Cuando uno de sus siervos se encuentra en una circunstancia penosa, por medio de Su espíritu el Todopoderoso puede hacer que la mente de éste recuerde principios bíblicos y ayudarlo a ver cómo éstos aplican en su caso. (Juan 14:26) De esta manera se fortalece al individuo para que aguante y conserve excelente conducta. Por medio de usar su espíritu, Jehová Dios puede incitar el corazón y la mente de sus siervos a responder a las necesidades de sus compañeros de creencia e ir en su ayuda. (Mar. 10:29, 30) Por medio de su espíritu, Jehová puede, a veces, hasta impeler a los gobernantes a hacer lo que él desea. Como dice Proverbios 21:1: “El corazón de un rey es como corrientes de agua en la mano de Jehová. Adondequiera que se deleita en hacerlo, lo vuelve.”
El Altísimo también tiene a su mando millones de ángeles poderosos. (Dan. 7:10) El hecho de que él usa a éstos para ayudar a sus siervos en la Tierra se muestra en Salmo 34:7, donde leemos: “El ángel de Jehová está acampando todo alrededor de los que le temen, y los libra.”
Aunque algunos de nosotros quizás muramos como individuos a manos de hombres como prueba de que nuestra devoción a Jehová Dios es inmutable, podemos estar seguros de que Jehová no nos desamparará. Nos ayudará a permanecer como siervos aprobados de él. Mientras nos esforcemos por servirle, nuestra relación con él es segura. “Estoy convencido,” escribió el apóstol Pablo, “de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni gobiernos, ni cosas aquí ahora, ni cosas por venir, ni poderes, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra creación podrá separarnos del amor de Dios que está en Cristo Jesús nuestro Señor.” (Rom. 8:38, 39) De modo que, entonces, prescindiendo de lo que hayamos de arrostrar en el futuro, siempre confiemos en que Jehová puede ayudarnos a conservar una relación aprobada con él.

viernes, 17 de junio de 2011

“Muestre la misma diligencia a fin de tener la plena seguridad de la esperanza hasta el fin.”—Heb. 6:11.

De nuestro estudio bíblico hemos aprendido que estamos viviendo muy adentro del “tiempo del fin.” Por todas partes hallamos evidencia que corrobora lo que la Biblia nos dice acerca de su brevedad.
Difícilmente es tiempo para que el cristiano se excuse. Más bien debe tener una actitud de  buena voluntad, para dar de sí mismo. ¿Por qué debería ponerle un límite a lo que Jehová le pida cuando le debe tanto a Jehová?
El consejo que la Biblia da a los cristianos es de  ser diligentes hasta el fin y este consejo es sumamente práctico. No debemos desatenderlo, mostrándonos renuentes a efectuar nuestra parte completa y razonable en el ministerio del campo, resistiendo toda sugerencia para nuestro progreso en rendir servicio a nuestros hermanos y prestar ayuda a la congregación en lo que necesite, o siempre dejando de ofrecernos voluntariamente para oportunidades de servicio. “Dios ama al dador alegre,” se nos dice, y el dar que más ama Jehová es el de aquellos que dan de todo corazón de sí mismos en Su servicio. (2 Cor. 9:6, 7) El que usted dé de usted mismo producirá resultados que lo vigorizarán y lo refrescarán.
Cuando Jesús inició el ministerio cristiano declaró: “La mies, en realidad, es mucha, mas los obreros son pocos. Por lo tanto rueguen al Amo de la mies que envíe obreros a su mies.” Aquellos primeros setenta obreros pasaron un tiempo muy feliz y “volvieron . . . con gozo.” (Luc. 10:2, 17) Centenares de miles están siguiendo ahora en su senda y los diligentes continúan hallando gozo en el ministerio. “Si saben estas cosas, felices son si las hacen.” “El que mira con cuidado en la ley perfecta que pertenece a la libertad y persiste en ella, éste, por cuanto se ha hecho, no un oidor olvidadizo, sino un hacedor de la obra, será feliz al hacerla él mismo.”—Juan 13:17; Sant. 1:25.
Entretanto, el trabajar duro en el ministerio del campo y con su congregación no lo cansará sino que lo mantendrá vivo, saludable en la fe, feliz y refrescado. “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y háganse mis discípulos, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.”—Mat. 11:28-30.


Estos han resultado ser los “tiempos críticos, difíciles de manejar” y los hombres por lo general son amadores de los placeres más bien que amadores de Dios y de obras piadosas. (2 Tim. 3:1, 4, 5) Para su protección manténgase ocupado en el ministerio: “En verdad, ¿quién es el hombre que les hará daño a ustedes si se hacen celosos de lo que es bueno? Pero aun si sufrieran por causa de la justicia, son felices. Sin embargo, no teman lo que para ellos es objeto de temor, ni vayan a agitarse.” (1 Ped. 3:13, 14) No se excuse; persista en su esfuerzo vigoroso. “Porque a este fin estamos trabajando duro y esforzándonos, porque hemos cifrado nuestra esperanza en un Dios vivo, que es Salvador de hombres de toda clase, especialmente de los fieles.”—1 Tim. 4:10.

jueves, 26 de mayo de 2011

¿Cómo podemos fortalecernos en Jehová?

 En la Biblia encontramos
experiencias que nos ayudará a ver lo que se requiere para recibir fortaleza de Jehová en tiempo de prueba.
Sabemos por la Palabra de Dios que David fue un siervo fiel y leal de Dios. Por medio de estudio y meditación tenía conocimiento considerable de Dios y del trato de Dios con el hombre. Esto lo revelan sus muchos salmos de la Biblia. Por ejemplo, David escribió: “He recordado días de mucho tiempo atrás; he meditado en toda tu actividad; de buena gana me mantuve intensamente interesado en la obra de tus propias manos.” (Sal. 143:5) David tenía la práctica de hacer esto. No esperaba hasta afrontar alguna emergencia.

Esto le proporcionó a David un depósito de conocimiento y experiencia acerca de Dios y sus tratos al cual acudir en su apuro en Siclag. Esto sería un estímulo y fuerza para él. Como escribió: “En Dios he cifrado mi confianza; no tendré miedo. ¿Qué puede hacerme la carne?”—Sal. 56:4; 31:1.

También, David sin duda recordaba como Dios le había ayudado maravillosamente en ocasiones previas. ¿No le había dado Dios victoria sobre el gigante Goliat? David verdaderamente podía decir: “Jehová es mi luz y mi salvación. ¿De quién he de temer? Jehová es la plaza fuerte de mi vida. ¿De quién he de sentir pavor?”—Sal. 27:1.
El mismo Dios que fortaleció a David también nos suministra fuerza y aguante a nosotros que nos esforzamos por servirle fielmente hoy día. Por medio de su espíritu él nos da poder que nos capacita para hacer más allá de lo que normalmente podemos hacer para llevar a cabo su voluntad y la comisión que nos ha dado, para que nos enfrentemos a emergencias imprevistas, y para que derrotemos la persecución.—2 Cor. 4:7.En el caso de David, hubo una asociación estrecha con la organización de Jehová, y en tiempo de prueba esta asociación resultó muy provechosa y fortalecedora. ¡Qué excelente exhortación para nosotros hoy día hay en estas experiencias! ¡Tenemos que adherirnos estrechamente a la organización visible de Jehová! Aquí es donde recibimos las fuerzas y estímulo que necesitamos.
Continuaremos nuestro estudio personal de la Palabra de Dios, y reuniéndonos en las reuniones de la congregación. Oraremos sin cesar a Jehová pidiendo guía y fuerza, y vigorosamente nos ocuparemos en hacer su voluntad. Dios ha prometido: “De ningún modo te dejaré y de ningún modo te desampararé.” Creemos esto con todo nuestro corazón, y firmemente decimos: “Jehová es mi ayudante; no tendré miedo. ¿Qué puede hacerme el hombre?” (Heb. 13:5, 6) ¡Sí, podemos aguantar las pruebas del futuro con la fuerza que proviene de Dios!

sábado, 30 de abril de 2011

“Sigan consolándose unos a otros"

Siempre debemos estar firmemente, resueltos a animarnos  unos a otros a medida que se acerca el día del fin de este sistema. Estimule a otros con su ejemplo de fidelidad y palabras consoladoras. Imite a Jehová y al Señor Jesucristo en este sentido. No deje que solo los ancianos de la congregación sean los que den estímulo. Hasta los ancianos mismos necesitan estímulo. Ellos tienen debilidades y flaquezas como los demás miembros del rebaño y tienen que luchar contra las mismas dificultades para proveer para sus familias en un mundo que degenera. Además, tienen lo que Pablo describe como la inquietud por las congregaciones. (2 Corintios 11:28, 29.) Tienen que efectuar una obra difícil... y necesitan estímulo.



Usted puede animar muchísimo a los que lleban la delantera en la congregación cristiana por medio de cooperar con ellos. Así estará siguiendo el consejo de Hebreos 13:17: “Sean obedientes a los que llevan la delantera entre ustedes, y sean sumisos, porque ellos están velando por las almas de ustedes como los que han de rendir cuenta; para que ellos lo hagan con gozo y no con suspiros, por cuanto esto les sería gravemente dañoso a ustedes”.

 Vivimos en tiempos que desaniman. El corazón de los hombres ciertamente desmaya por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada, como predijo Jesús. (Lucas 21:25, 26.) Por consiguiente, puesto que hay tantos problemas que pueden deprimirnos y desanimarnos, ‘animémonos unos a otros, y tanto más al contemplar que el día se acerca’. Sigamos el buen consejo del apóstol Pablo en 1 Tesalonicenses 5:11 “Sigan consolándose unos a otros: y edificándose unos a otros, así como de hecho lo están haciendo”.



jueves, 7 de abril de 2011

¿Sabes como la Biblia te acerca a amar a Jehová?


El primer paso para aprender a amar a Dios es reconocer lo razonables y prácticos que son sus mandamientos. “Esto es lo que el amor de Dios significa —señala el apóstol Juan—: que observemos sus mandamientos; y, sin embargo, sus mandamientos no son gravosos.” (1 Juan 5:3.) Por ejemplo, la Biblia contiene consejos que ayudan a los jóvenes a discernir si está bien ingerir bebidas alcohólicas, tomar drogas o tener relaciones sexuales prematrimoniales. La Biblia ayuda a los matrimonios a resolver sus diferencias y suministra a los padres pautas para criar a sus hijos. Cuando se aplican, las normas morales de la Biblia benefician a jóvenes y adultos, prescindiendo de sus antecedentes sociales, educativos o culturales.
Tal como el alimento nutritivo nos da las energías para trabajar, la lectura de la Biblia nos da fuerzas para vivir en conformidad con las normas divinas. Jesús asemejó los dichos de Dios al pan que sustenta la vida (Mateo 4:4). También dijo: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió” (Juan 4:34). En realidad, alimentarse de la Palabra de Dios lo preparó para resistir las tentaciones y tomar decisiones sabias (Lucas 4:1-13).
Puede que al principio a usted se le haga difícil alimentarse de la Palabra de Dios y adoptar sus normas. Pero recuerde que cuando era pequeño, tal vez no le agradaba el sabor de ciertos alimentos que le beneficiaban. Para crecer fuerte y saludable, tuvo que aprender a disfrutarlos. De igual manera, quizás le tome tiempo cultivar el gusto por las normas de Dios. Pero si persiste, llegará a amarlas y adquirirá fortaleza espiritual (Salmo 34:8; 2 Timoteo 3:15-17). Aprenderá a confiar en Jehová y se sentirá impulsado a ‘hacer el bien’ (Salmo 37:3).

sábado, 12 de marzo de 2011

Sirva a Jehová con corazón completo.

Para que la gente a la cual presentamos el mensaje tome acción en cuanto a lo que oye y sirva a Jehová con un corazón completo, tenemos que llegar a su corazón. David sabía que su hijo Salomón tenía la verdad en el corazón, y por lo tanto podía dar a Salomón la amonestación de ‘servir a Jehová con corazón completo y con alma deleitosa.’ (1 Cró. 28:9) Por eso, en nuestro ministerio, debemos ejercer diligencia plantando la semilla de la verdad de la Palabra de Dios en el corazón de los hombres. Por supuesto, no todos los corazones son buen terreno; sabemos eso. Pero solo Jehová conoce los corazones, así es que debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para plantar la semilla, regarla y cultivarla a fin de que pueda producir buen fruto en aquellos que desean servir a Jehová con un corazón completo.



Acuerdece ...


Después de enseñar a sus discípulos con muchas ilustraciones con respecto al Reino, Jesús dijo: “¿Captaron ustedes el sentido de todas estas cosas?” Ellos le dijeron: “Sí.” Entonces les dijo: “Siendo así, todo instructor público, cuando ha sido enseñado respecto al reino de los cielos, es semejante a un hombre, un amo de casa, que saca de su tesoro cosas nuevas y viejas.” (Mat. 13:51, 52) También dijo: “El hombre bueno del buen tesoro de su corazón produce lo bueno, . . . porque de la abundancia del corazón habla su boca.” (Luc. 6:45) Mostremos ahora por nuestros buenos frutos que amamos a Jehová y que deseamos servirle con un corazón completo.

sábado, 19 de febrero de 2011

La alabanza de Jehová hablará mi boca..

Nos acercamos a un momento crucial en que se resolverá la cuestión relacionada con la soberanía de Jehová. Tal como predice el capítulo 38 de Ezequiel, Satanás asumirá pronto el papel de “Gog de la tierra de Magog” y lanzará un ataque mundial contra el pueblo de Jehová en un desesperado intento por quebrantar la integridad de los leales de Dios. Más que nunca antes, los adoradores de Jehová necesitarán invocarlo de corazón y hasta clamar a él por ayuda. ¿Serán en vano el temor reverente y el amor que le profesamos? De ninguna manera, pues el Salmo 145 nos asegura: “Jehová está cerca de todos los que lo invocan, de todos los que lo invocan en apego a la verdad. Ejecutará el deseo de los que le temen, y oirá su clamor por ayuda, y los salvará. Jehová está guardando a todos los que lo aman, pero a todos los inicuos los aniquilará” (Salmo 145:18-20).

 La experiencia de sentir la proximidad y el poder salvador de Jehová cuando aniquile a todos los inicuos será realmente emocionante. En ese momento crucial, que ahora está tan cerca, Jehová solo escuchará a “los que lo invocan en apego a la verdad”. Ciertamente no prestará oído a los hipócritas. Las Escrituras muestran con toda claridad que usar el nombre de Dios en el último minuto jamás les ha servido de nada a los malvados (Proverbios 1:28, 29; Miqueas 3:4; Lucas 13:24, 25).
 Ahora más que nunca es el momento de que quienes temen a Jehová “lo invo[quen] en apego a la verdad”. Sus leales se deleitan en emplear Su nombre al dirigirse a él en oración y al comentar en las reuniones cristianas, lo utilizan en sus conversaciones personales y lo declaran con valor en su ministerio público (Romanos 10:10, 13-15).
A fin de seguir beneficiándonos de nuestra estrecha relación con Jehová Dios, también es esencial que sigamos guardándonos de todo lo que pueda perjudicarnos espiritualmente, como el materialismo, el entretenimiento malsano, la tendencia a no perdonar o la indiferencia hacia los necesitados (1 Juan 2:15-17; 3:15-17). Si no las corregimos, tales metas y actitudes pueden llevarnos a cometer algún pecado grave y a perder la aprobación de Jehová (1 Juan 2:1, 2; 3:6).

Es prudente recordar que Jehová únicamente continuará dándonos su bondad amorosa, o amor leal, si permanecemos fieles a él (2 Samuel 22:26).
Por eso centremos, pues, nuestros pensamientos en el magnífico futuro que aguarda a todos los leales de Jehová. Si lo hacemos, tendremos la maravillosa perspectiva de contarnos entre los que ensalzarán, bendecirán y alabarán a Jehová “todo el día” y “aun para siempre” (Salmo 145:1, 2). Por consiguiente, ‘mantengámonos en el amor de Dios con vida eterna en mira’ (Judas 20, 21). Mientras seguimos beneficiándonos de las maravillosas cualidades de nuestro Padre celestial, como la gran bondad amorosa con que trata a quienes lo aman, que nuestros sentimientos sean los que David expresó en las palabras finales del Salmo 145: “La alabanza de Jehová hablará mi boca; y bendiga toda carne el santo nombre de él hasta tiempo indefinido, aun para siempre”.











miércoles, 12 de enero de 2011

!De la abundancia del corazón hablará nuestra boca!

El hombre bueno del buen tesoro de su corazón produce lo bueno, . . . porque de la abundancia del corazón habla su boca.” (Luc. 6:45) Estas sabias palabras salieron de la boca de Jesús y deberían tener un efecto profundo y duradero en todos los que desean tener la aprobación de nuestro Dios y Creador, Jehová. Día tras día la humanidad se enfrenta a problemas de la vida que no conducen a producir las buenas obras que identifican a uno como fiel seguidor del Señor Jesús. El corazón de la gente en general se ha endurecido debido al ambiente que la rodea, muy parecido a lo que le pasó al antiguo Faraón, cuyo corazón ‘se puso terco’ contra Dios.


 El poder sanador de la Palabra de Dios y las abundantes verdades que ésta contiene han ablandado el endurecido corazón de muchas personas. El relato bíblico hasta menciona a una vasta compañía mixta que salió de Egipto con los israelitas cuando la décima plaga azotó al país. Parece que la demostración del poder de Jehová ablandó el corazón de ellos. (Éxo. 12:38) ¿Pero qué hay de nosotros? ¿Estamos produciendo cosas buenas de la abundancia de nuestro corazón que sean una bendición para nosotros y nuestros asociados? ¿Cómo sabemos si en nuestro corazón hay cosas buenas y si podemos decirlas y hacer el bien?

Al principio de este tema se mencionó que hoy la humanidad se enfrenta a problemas que no conducen a producir buenas obras. Por todas partes vemos que la violencia, el crimen, la inmoralidad y el odio llenan el corazón de muchísimas personas. Muchas veces la gente rechaza bruscamente el mensaje que llevamos, y eso quizás nos descorazone. Es especialmente en esos momentos que necesitamos acudir a Jehová por ayuda por medio de Cristo. Hacemos bien en recordar todas las cosas buenas que tenemos, que llenan nuestro corazón hasta rebosar, y entonces esforzarnos por ayudar a otros.Por medio de su organización Jehová nos ha suministrado los instrumentos para ayudar a cualesquier personas que deseen escuchar y cuyo corazón pudiera ablandarse antes de que venga el fin .No hay mejor manera de demostrar lo que llena nuestro corazón que por compartir estas buenas nuevas con otras personas.
Por eso cuando sea oportuno, hable de la abundancia de su corazón. ¡Que todos juntos saquemos cosas buenas del buen tesoro de nuestro corazón, pues de la abundancia del corazón hablará nuestra boca!















domingo, 2 de enero de 2011

“El que tiene oídos para escuchar, escuche.”

El ser admitido en el reino de Dios es el mayor honor que se pudiera otorgar a alguien en la Tierra. El reino de Dios es el gobierno más grandioso de todos. Este fue el gobierno acerca del cual el Fundador del cristianismo predicó en el Oriente Medio Jesus. La historia dice acerca de Jesucristo: “Ahora bien, después que Juan [el Bautizante] fue hecho preso [en el año 30 E.C.], Jesús entró en Galilea, predicando las buenas nuevas de Dios y diciendo: ‘El tiempo señalado se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado. Arrepiéntanse y tengan fe en las buenas nuevas.’” (Marcos, cap. 1, vss. 14 y 15) Sin embargo, la arrolladora mayoría del pueblo judío no se arrepintió ni tuvo fe. Asombrosamente, hicieron que se diera muerte a Jesús como enemigo del emperador romano, César. Figurativamente, no sembraron con miras al reino de Dios. Pero, ¿quién de nosotros hoy día sí está haciendo eso? ¿Cómo podemos saberlo? Veamos



A la mayoría de nosotros hoy día nos gusta que se nos hagan ilustraciones de las cosas. Jesucristo se hizo famoso por presentar ilustraciones o contar parábolas. Como predicador  atrajo grandes auditorios. En una ocasión, desde un barco en el mar de Galilea, enseñó a un auditorio situado en la playa. Dio una ilustración de cuatro clases de terreno agrícola. Privadamente, sus discípulos íntimos le preguntaron acerca del significado de la parábola. Después de explicarla y dar comentarios adicionales, él dijo, aun a estas personas en estrecha asociación con él: “El que tiene oídos para escuchar, escuche.” Luego el relato dice...
“La semilla es la palabra de Dios”, dice Jesús, y la tierra es el corazón. Tocante a la semilla que cayó en la dura superficie a lo largo del camino, explica: “Viene el Diablo y quita la palabra de su corazón para que no crean y sean salvos”.








Por otra parte, la semilla que se siembra en tierra que cubre una masa rocosa se refiere al corazón de personas que reciben con gozo la palabra. Sin embargo, porque la palabra no puede arraigar profundamente en esos corazones, estas personas se apartan cuando les viene un tiempo de pruebas o persecución.


Respecto a la semilla que ha caído entre los espinos, Jesús explica que esto se refiere a personas que han oído la palabra. No obstante, las inquietudes, las riquezas y los placeres de esta vida absorben su interés, de modo que se las ahoga por completo, y no perfeccionan nada.


Por último, en cuanto a la semilla que se siembra en tierra excelente, Jesús dice que son las personas que, después de oír la palabra con corazón bueno y excelente, la retienen y llevan fruto con aguante.(Mar. 4:1-23) No sabemos cuántos de entre el auditorio reunido en la playa tenían esa clase de oídos. Pero Jesús esperaba que sus discípulos, a quienes había dado la explicación, tuviesen oídos que escucharan. Por medio de esa clase de oídos lo que le habían oído decir tendría alojamiento permanente dentro de ellos y les proporcionaría iluminación. ¿Quién de nosotros hoy día tiene esa clase de oídos que escuchan? Eso nos ayudará a sembrar correctamente con miras al reino de Dios.





GRACIAS

GRACIAS