domingo, 25 de julio de 2010

Imite el amor de Dios en la Familia y en la congregacion


El amor que sirve como vínculo unidor para los cristianos sigue el magnífico ejemplo de Jehová mismo. El apóstol Juan dijo: “Amamos, porque él nos amó primero” (1 Juan 4:19). Esta clase de amor es la marca del cristiano verdadero y, de hecho, es un fruto del espíritu de Dios. (Juan 13:34, 35; Gálatas 5:22.)

Ante todo, el cristiano debe amar a su Padre celestial. Entonces, debe amar a su prójimo (Mateo 22:37-39). Puesto que el amor de Dios es sumamente abarcador, el amor que sentimos por nuestros compañeros de creencia debe ser expansivo también, es decir, debe ‘ensancharse’. En armonía con esto, el apóstol Pablo dijo a los cristianos de Corinto: “Nuestra boca se ha abierto para ustedes, corintios, nuestro corazón se ha ensanchado. [...] Ustedes, también, ensánchense”. (2 Corintios 6:11-13.)

¿Cómo podemos imitar el amor expansivo de Jehová? Consideremos un ejemplo. 


El amor en la familia...
Pablo advirtió que en “los últimos días” no habría “cariño natural” (2 Timoteo 3:1-3). Sin embargo, en la familia cristiana debe abundar el amor.

El mostrar amor no es siempre fácil. A menudo los problemas financieros causan tirantez en la familia. Puede que a veces un cónyuge resienta el hecho de que su compañero o compañera esté demasiado ocupado u ocupada. Una esposa pudiera llegar a creer que su marido no le presta la debida atención o no le hace caso. Muchos adolescentes creen que sus padres no los entienden. ¿Cómo se pueden resolver estos problemas y otros similares?

Fundamentalmente, la solución es que todos los que tengan que ver con el asunto imiten el ejemplo de Dios y ‘ensanchen’ su amor. “Esposas, estén en sujeción a sus esposos, como es decoroso en el Señor —instó Pablo—. Esposos, sigan amando a sus esposas y no se encolericen amargamente con ellas. Hijos, sean obedientes a sus padres en todo, porque esto es muy agradable en el Señor. Padres, no estén exasperando a sus hijos, para que ellos no se descorazonen.” (Colosenses 3:18-21.)

Cuando surgen problemas, ciertamente es eficaz orar por ayuda para manifestar amor. También lo es la comunicación familiar y el tener consideraciones bíblicas con regularidad (Deuteronomio 6:4-9).
Es triste cuando los padres y los hijos no se aman unos a otros. También es lamentable cuando compañeros cristianos no muestran amor los unos para con los otros. El apóstol Juan afirma: “El que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede estar amando a Dios, a quien no ha visto”. (1 Juan 4:20.)                    El amor que existe entre los siervos de Jehová ayuda a estabilizar a los cristianos jóvenes que atraviesan los años difíciles de la adolescencia.

Jesús hizo resaltar una manera sobresaliente de mostrar amor hasta para con las personas que no conocemos. Dijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14).


Jehová, el Dios que muestra cariño y ternura, se deleita en recompensar a los que muestran amor expansivo en el círculo familiar, en la congregación, a los desconocidos e incluso a sus enemigos. Esa clase de amor une estrechamente a los miembros de la familia y a los miembros de la congregación, tal como el pegamento de un percebe le permite adherirse firmemente a una roca. Además, el amor anima a los que nos observan a unirse a nosotros y participar de la unidad cristiana. ¿No tenemos motivo, pues, para responder con agradecimiento al amor de Dios por medio de ensanchar nuestro amor aun más? ¡Claro que sí lo tenemos! De modo que ‘sigamos haciéndolo en medida más plena’. (1 Tesalonicenses 4:9, 10.)

lunes, 5 de julio de 2010

BUSCANDO AMIGOS QUE VALGAN

El escritor de Proverbios 18:24 mostró que tenía un entendimiento profundo de las relaciones humanas, al escribir: “Algunos amigos nos traen la ruina, pero el amigo verdadero es más leal que un hermano”

Pero ¿dónde se pueden hallar verdaderos amigos? Sería bueno empezar con la congregación de los testigos de Jehová de su localidad. Estos cristianos genuinos disfrutan de relaciones tan buenas entre sí que frecuentemente se refieren unos a otros como “los amigos”, tal como lo hicieron sus compañeros de creencia del primer siglo (3 Juan 14). Dichas personas han desechado el nacionalismo y el orgullo racial, factores que apartan a las personas entre sí. Se esfuerzan por vestirse de lo que la Biblia llama “la nueva personalidad”. Esto significa cultivar cualidades atractivas como “los tiernos cariños de compasión, bondad, humildad de mente, apacibilidad y gran paciencia” (Colosenses 3:10-12). ¡Usted ciertamente podrá hallar amigos deseables entre las personas que hacen esto!


Por medio de asociarse con los testigos de Jehová, usted también aprenderá a hacerse amigo de Jehová Dios y su Hijo Jesucristo. Jesús dijo: “Ustedes son mis amigos si hacen lo que les mando” (Juan 15:14). Además, en la antigüedad, Abrahán fue llamado “amigo de Jehová”. Abrahán alcanzó aquella relación tan deseable debido a su fe y sus obras justas, y usted puede hacer lo mismo. (Santiago 2:23.)

Por eso aunque es bueno hacer el esfuerzo por cultivar amistades aquí en la Tierra, esté aun más resuelto a establecer relaciones amigables con nuestro Amigo celestial, Jehová Dios. Dentro de poco él restaurará el Paraíso a la Tierra, de modo que todos sus siervos terrestres vivirán en paz y seguridad. Sí, entonces los habitantes de la Tierra estarán rodeados de millones de personas que eternamente resultarán ser verdaderos amigos. (Lucas 23:43; Revelación 21:3, 4; Salmo 37:10, 11.)

Sobre todo, debes pensar seriamente en cuanto a cómo pudiera ser afectada tu relación con Dios y su Hijo por el asociarte con personas de costumbres dudosas. En Santiago 4:4 se declara esta verdad: ‘El que quiera ser amigo del mundo se está constituyendo en enemigo de Dios.’ Ese principio puede aplicar a nuestra relación con cualquier persona por sí sola en el mundo lo mismo que a nuestra relación con el mundo en general. Si aprobamos costumbres impropias en alguien o preferimos la compañía de esa persona a la de jóvenes que realmente desean agradar a Dios, entonces, ¿no estamos mostrando que somos ‘amigos del mundo’?


Si de veras deseas felicidad ahora y en el futuro, sin falta aprende a tener en gran estima la amistad de Dios y su Hijo. Ya por miles de años Dios ha estado demostrando su amistad para con los que aman la justicia, desenvolviendo sus magníficos propósitos para darles vida eterna en condiciones de verdadera felicidad. El Hijo de Dios, cuando estuvo en la Tierra, demostró su amor leal para con las personas de corazón recto. Dijo a sus discípulos: “Nadie tiene mayor amor que éste: que alguien entregue su alma a favor de sus amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que les mando.”—Juan 15:13, 14.

GRACIAS

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