jueves, 17 de diciembre de 2009

Cómo ver la belleza que nos rodea



“En todos los idiomas, una de nuestras primeras frases es: ‘¡Déjeme ver!’”—William White, Jr.
EL PEQUEÑO que sigue con la mirada a la mariposa que revolotea, el matrimonio de edad que contempla una hermosa puesta de sol, el ama de casa que admira sus rosas..., todos están centrando momentáneamente su atención en la belleza.
Como la belleza de la creación de Dios se encuentra en todas partes, no es necesario viajar centenares de kilómetros para contemplarla. Cierto, un paisaje realmente imponente quizás quede muy lejos, pero en nuestro propio entorno podemos encontrar impresionantes obras de arte si las buscamos, y, lo que es más importante aún, si sabemos buscarlas.
Muchas veces se dice que “la belleza es subjetiva, está en los ojos de quien la contempla”. Lo que sucede es que, aunque la belleza esté ahí, no todo el mundo repara en ella. Quizás nos haga falta un cuadro o una fotografía para percatarnos de que algo es bello. Seamos artistas o no, podemos aprender a ver con mayor claridad, a percibir la belleza que nos rodea. En otras palabras, tenemos que salir y mirar las cosas con otros ojos.
Pero, ¿qué deberíamos buscar? Podríamos empezar por aprender a fijarnos en los cuatro elementos básicos de la belleza. Estos elementos pueden percibirse en casi toda faceta de la creación de Jehová. Cuantas más veces nos detengamos para observarlos, más disfrutaremos de las obras de arte divinas.

GRACIAS

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