lunes, 7 de junio de 2010

EL AMOR ES VITAL AL ACERCARSE EL FIN

Esto es algo que merece nuestra seria consideración. El fin de todas las cosas se ha acercado, y es necesario que cultivemos amor intenso para cubrir la “multitud de pecados” que todos tenemos. (Sant. 3:2) Es necesario que aprendamos a amar a nuestros hermanos y hermanas a pesar de sus defectos de personalidad, sus hábitos que tiendan a irritar, u otros rasgos en cuanto a ellos que quizás nos sean desagradables. Pues piense en ello: A medida que este sistema se acerca a su derrumbe total en la “grande tribulación,” y las comunicaciones sin duda se descompongan y los medios modernos de viaje se hagan imposibles, ¿con quiénes podremos comunicarnos para ofrecerles ayuda y recibir ayuda de ellos? No con nuestros hermanos de una congregación a mil kilómetros de distancia, cien kilómetros de distancia, o quizás hasta veinte o diez kilómetros de distancia. No; más bien, Jehová Dios ha suministrado compañeros cristianos en nuestra propia congregación para fortalecernos y ayudarnos. Es particularmente a estas personas que están cerca de nosotros, nuestros asociados cristianos allegados, que tenemos que amar y es por ellas que necesitamos ser amados. ¡Qué importante resultará ser esta relación estrecha en los tiempos dificultosos del porvenir!

Si no tenemos amor intenso para con los de nuestra propia congregación, las consecuencias pueden ser muy malas. El apóstol Pablo mostró esto cuando escribió a los cristianos de Galacia, que evidentemente estaban encontrando alguna dificultad en llevarse bien juntos. Instó: “Mediante el amor, sírvanse como esclavos unos a otros. Porque toda la Ley queda cumplida en un dicho, a saber: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.’ Pero si ustedes siguen mordiéndose y devorándose unos a otros, cuidado que no sean aniquilados los unos por los otros.” (Gál. 5:13-15) Sí, si no tenemos amor unos a otros, podemos derribar y hasta arruinar la relación de unos y otros con Jehová. ¡Esto podría resultar en que no pasáramos con vida a través de la “grande tribulación” que tanto se ha acercado!

Por eso, pues, en realidad tenemos que trabajar en cultivar amor unos a otros. Sencillamente no podemos estar practicando la verdad, y al mismo tiempo estar guardando rencor contra nuestros hermanos, o tratándolos de manera desamorosa de otras maneras. La Biblia se expresa muy claramente sobre este asunto, diciendo: “Si alguno hace la declaración: ‘Yo amo a Dios,’ y sin embargo está odiando a su hermano, es mentiroso. Porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede estar amando a Dios, a quien no ha visto. Y este mandamiento lo tenemos de él, que el que ama a Dios esté amando también a su hermano.” No hay duda en cuanto a ello: estamos bajo obligación de amarnos unos a otros.—1 Juan 4:20, 21; 3:14-16.

GRACIAS

GRACIAS