

El estar sin mancha de este mundo abarca todo aspecto de nuestra vida, y ciertamente tiene que ver con nuestras relaciones con otras personas. Mientras que características como el amargo celo, el espíritu de contradicción, el hacer alardes y el mentir son muy comunes en este mundo, no tienen cabida entre nosotros, pues Santiago escribió: “¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que muestre por su conducta excelente sus obras con una apacibilidad que pertenece a la sabiduría. Pero si ustedes tienen en su corazón amargo celo y espíritu de contradicción, no anden haciendo alardes y mintiendo contra la verdad. Ésta no es la sabiduría que desciende de arriba, sino que es la terrenal, animal, demoníaca. Porque donde hay celo y espíritu de contradicción, allí hay desorden y toda cosa vil” (Santiago 3:13-16). ¡Qué importante es que manifestemos “una apacibilidad que pertenece a la sabiduría” y que ‘sigamos tras la paz con todos’! (Hebreos 12:14.) Ciertamente, como testigos leales de Jehová, no podemos permitir que simples diferencias personales arruinen nuestra relación con nuestros hermanos y hermanas en la fe. En lugar de eso, tenemos que ‘soportarnos unos a otros y ser perdonadores, tal como Jehová nos ha perdonado sin reserva’ (Colosenses 3:13). Ésta no es la manera mundana común de tratar a otras personas, pero es la manera piadosa de hacerlo.