miércoles, 25 de noviembre de 2009

DEBERIAN SER MAESTROS


El esclavo del Señor tiene que ser capacitado para enseñar.’ (2 TIMOTEO 2:24.)
CIERTO día de primavera del año 31 E.C., Jesús pronunció un discurso al aire libre a una muchedumbre grande y variada que se había reunido para escuchar lo que él enseñaba. Habló sin la ayuda de micrófonos modernos, y se valió de la acústica natural de una ladera para hacerse escuchar. Y lo que dijo fue extraordinario. Después que terminó de discursar, las personas que le oyeron hablar concordaron en que nunca antes habían oído algo similar. El registro nos dice: “Las muchedumbres quedaron atónitas por su modo de enseñar” (Mateo 7:28). En aquella ocasión, y en muchas otras, Jesús demostró que verdaderamente era un maestro por excelencia.
2 Además, dijo a sus seguidores que ellos también serían maestros. Dijo: “Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones [...] enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado” (Mateo 28:19, 20). El apóstol Pablo también recalcó que los cristianos tienen la responsabilidad de enseñar. “Deberían ser maestros en vista del tiempo”, dijo a los cristianos hebreos (Hebreos 5:12). Además, dijo a Timoteo: “El esclavo del Señor no tiene necesidad de pelear, sino de ser amable para con todos, capacitado para enseñar”. (2 Timoteo 2:24.)

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